domingo, 23 de noviembre de 2014

Damien Rice.

Creo que podría decir que Damien Rice es mi cantante preferido, nunca pensé que fuera a tener preferencia por uno o por otro ya que me gustan casi todos los géneros y no puedes comparar a un cantante de rock con uno de pop, por ejemplo, pero el señor Rice tiene un algo que me hace temblar cada vez que lo escucho. No sé si son las letras de sus canciones, su guitarra o su piano, sus gestos, su voz, quizás sea todo.
Para aquellos que no lo conozcáis, cosa que es muy posible, Damien es un músico irlandés al que me gusta llamar 'la depresión con patas', no os cuento su vida porque para eso ya está Wikipedia.
Yo lo descubrí gracias a un casting fantástico del programa británico 'The X Factor', lo dejo a continuación (seg. 0:50).


Me enamoré de esta versión pero es que busqué la original y entonces descubrí lo que te puede llegar hacer sentir la música, estuve meses obsesionada con ese tema, escuchándolo todos los días pero no indagué más. Poco después vi una película en cuya BSO se incluía 'The Blower's Daughter' y reconocí enseguida su voz. Me picó la curiosidad y empecé a buscar más sobre él.

Descubrí que Damien Rice cantaba con Lisa Hannigan, cada vez que veía algún directo de ellos me quedaba boquiabierta, babeando, que espectáculo para los sentidos, que voces tan distintas y que bien se complementaban. Para mi 'I Remember' es su canción, no creo que ni ella pueda cantarlo con otro, ni él con otra, pueden hacerlo pero nunca sonará así, por supuesto la parte instrumental de diez también. Es genial ver como Lisa brilla en la oscuridad de Rice.



Cuando leí que se habían separado se me partió el alma, no me imaginaba a un Damien sin Lisa, no porque juntos eran perfectos, sinceramente creo que nunca se repetirán esas actuaciones. Lisa siguió hacia adelante y consiguió hacerse su hueco en la industria musical, he de confesar que no he escuchado nada de ella pero he leído que no le va mal. Pensé que perdería igualmente el interés por Damien pero no fue así.

Después de haber escuchado a Damien sin Lisa puedo decir que me equivocaba. Este hombre consiguió convertir una ruptura en arte. Hay un concierto que hizo en Korea (por Youtube podéis encontrar vídeos sueltos) que me pone los pelos de punta. Cada canción tiene un tinte ligero de nostalgia, dolor, desprecio y arrepentimiento.
Que Lisa lo dejará fue lo mejor que le podía pasar como artista, porque aunque en su época 'feliz' parecía que ya no podría superarse, llegó y calló bocas. Para que me entendáis:


En el minuto 04:35 llega su momento álgido, nunca, nunca he visto a una actuación así, puedes sentir lo que canta, y está claro que no ha superado que Lisa no esté a su lado. Ahora sus canciones tienen sentido, creo que nunca fueron escritas para cantarlas con ella, estás canciones son de Damien, del Damien roto y nostálgico, de un Damien que parecía haberse quedado atascado pero que hace pocas semanas nos sorprendió con un disco nuevo tras un parón que parecía interminable.

'My Favourite Faded Fantasy' debería llevar el nombre de Lisa, porque cada canción del disco está escrita para ella, cada canción muestra a un Damien que no ha olvidado, a un Damien arrepentido, a un Damien que todavía la ama. Que delicia de disco.

Ojala nunca me enamore de la forma en la que lo hizo él, porque yo no podré algo tan magnífico. Este, queridos lectores, es mi artista favorito, al que recurro cuando estoy mal, un hombre oscuro que le da luz a mi vida. Gracias Damien. 




jueves, 20 de noviembre de 2014

En días como este.

En días como este puedo confirmar que vivir mi vida durante estas semanas ha sido como estar montada en una montaña rusa. 

En días como este te despiertas y los ves todo negro, negativo. Estás triste, borde y muy irritable, te intentan animar y te empeñas en no dejar que lo consigan. Estás mal y te gusta torturarte pensando en ello, autosugestionándote con canciones cuya letra es tu cómplice.

Y es que esta vez debo estar mal de verdad porque la gente se ha dado cuenta, cosa que ha pasado en pocas ocasiones. Estoy viviendo una guerra interna entre lo que quiero y lo que creo que es mejor para mí, el problema es que el miedo no me deja avanzar.

 En mi cabeza ronda una idea desde hace tiempo, y cada día que pasa va arraigando más, sin dejar lugar a otras opciones. Soy muy cabezona, increíblemente cabezona tomo una decisión y ya puedo saber que me voy a arrepentir que no doy marcha atrás. 

Por suerte aún no la he tomado, me falta valor y me sobra miedo. 

Dicen que el que no arriesga no gana pero podría estar perdiendo algo importante y este hecho me tiene mareada. Entonces, en días como este, me pongo a pensar en las ventajas e inconvenientes de tomar una decisión así, y en días como este, las ventajas fulminan a los inconvenientes. 
No veo factible que las cosas vayan a salir bien, no lo creo, porque me doy cuenta de que esas cosas que sacan lo mejor de mi también causan el efecto contrario y me pregunto si de verdad merece la pena. 

Estoy jodida, muy perdida. 

En días como este no debería ponerme a escribir en el blog, porque puede que mañana se me haya olvidado todo, me despierte sonriente y con ese positivismo que dicen que casi siempre me acompaña. En días como este me odio por pensar cosas así y por plasmarlas aquí pero, en días como este, Lau lo necesita.

En días como este no tengáis en cuenta nada de lo que digo y por favor, no preguntéis.


miércoles, 12 de noviembre de 2014

Sinceramente yo.

Le he dado mil vueltas a esta entrada, he borrado un montón de líneas que no conseguían reflejar mi estado de ánimo, y no me extraña porque ni yo misma sé cómo estoy.
Ahora estoy contenta, y tengo confundida a mi cabeza porque no debería ser así o al menos eso es lo que a veces trato de hacerme creer.
Sé que el lunes me desperté con ganas de comerme el mundo, la gente me preguntaba el por qué de esa felicidad a las ocho de la mañana y yo no encontraba respuesta. El martes aunque un poco menos me encontré en la misma situación y hoy más de lo mismo.

Sé también que esta semana me ha dado momentos geniales que me han ayudado a mantener la cabeza en otra parte. Desde una noche muy fría en un banco con una compañía de lujo calentando nuestras manos con un cucurucho de castañas asadas que desaparecieron en cuestión de segundos hasta unas conversaciones de besugo que te sacan sonrisas tontas y esos 'Jajaja' que no son fingidos. Conversaciones más profundas que siempre ayudan un poquito a liberar ese dolor que se me pega como mi sombra. 
Me he encontrado disfrutando de la felicidad de otras personas, y en algunos momentos he deseado un poquito de eso pero en otros muchos me he dado cuenta de que no me hace falta. No porque disfruto de cada pequeño detalle que me ofrecen estos días, disfruto del paseo que me doy por las mañanas cuando voy a clase, acompañada siempre de mis auriculares y mi música, para mi sorpresa, canciones completamente alegres, llenas de energía y positivas (así llego a clase como lo hago). Disfruto de esos momentos en el que el sol se deja ver y añoro el verano. También celebro el simple hecho de haber encontrado (¡por fin!) mi sitio entre las pipetas y los microscopios.

Y por las noches cuando le doy a mi cuerpo el descanso que se merece empiezo a darle vueltas a todo pero en seguida me quedo dormida, dejando de lado muchas cosas.
No sé cuando me va a dar el bajón, que me lo dará, y tengo miedo porque esos días no me soporta ni el tato. Es algo inevitable pero por suerte pasajero.

No estoy bien pero tampoco estoy mal, no voy a mentir. Estoy tranquila y no me arrepiento de nada, ni de lo que he dicho ni de lo que he hecho, esta vez no. Por ahora seguiré disfrutando de esos momentos y empezando el día con otra sonrisa grandota.






sábado, 8 de noviembre de 2014

Un amigo

A veces estaría bien tener un amigo de un día, si, me explico.

Mi vida ha cambiado radicalmente de un año para otro, he comenzado a vivir cosas desconocidas, a experimentar, el problema es que han llegado en masa. Y qué suele pasar con lo desconocido, que al principio nos equivocamos y más en el caso de una chica cargada de inseguridades como yo. Estoy en un momento en el que tomar decisiones es como dar palos de ciego, hago algo y a los dos segundos en mi cabeza empieza a crecer la incertidumbre, incluso arrepentimiento. Vuelvo a tomar otra decisión y se repite la situación. Círculo vicioso.

Formulo miles de preguntas sin respuesta y me agobio, por eso me gustaría tener un amigo de un día. Una persona a la que no llegase conocer, ni ella a mi. Una persona a la que contarle todo lo que he hecho y mis dudas, y probablemente me juzgaría pero no me importaría puesto que al día siguiente seríamos desconocidos. Me aconsejaría con la mente fría porque le resultaría indiferente como saldría todo y poco le importaría si decido o no seguir sus consejos. Pero la escucharía.
Y es que cuando le cuentas a un amigo tus problemas muchas veces no se atreven a decirte que estás haciendo mal y simplemente se limitan a darte la razón. Otras veces el miedo al que pensarán hace que nos guardemos muchas cosas, porque como idiotas que somos queremos parecer perfectos ante los demás y no nos damos cuenta de que no hay nada más bonito que la imperfección que es lo que nos hace humanos, los dioses son perfectos, las personas no. 
En cierto modo creo que es un mecanismo de defensa, deja que alguien conozca tus inseguridades y podrá jugar contigo como quiera, por eso nos guardamos nuestros miedos más grandes. Además tampoco queremos estar solos y que alguien cercano sepa lo mucho que te estás equivocando acrecienta el miedo a la soledad.

Es por eso que les digo a mis amigos que pueden leer mi blog pero que no quiero saber que lo hacen, porque aquí dejo cosas que no cuento todos los días, cosas que no me atrevo a decir a la cara porque me echaría a llorar o porque no soportaría el simple hecho de que pensaran mal de mí, y joder, claro que mi importa lo que puedan pensar aquellas personas a las que aprecio.  

La cosa es que sé que me estoy equivocando, cualquier persona con cabeza se daría cuenta, pero como la inevitable fuerza de la gravedad te ata a la Tierra yo continúo tomando decisiones erróneas, y me escudo diciendo que lo hago porque nunca había pasado por una situación así, que estoy aprendiendo. Trato de engañarme pero al final del día todos esos argumentos se me caen encima. 
Me da miedo estar perdiéndome cosas y creo que ese miedo me va a hacer perder otras muchas.

Probablemente quien lea esto no entenderá de la misa la media, como suele pasar con casi todas mis entradas. Y es que de momento mi blog es ese amigo de un día, aunque este no me aconseje ni me juzgue, simplemente se limita a escuchar parte de esos pensamientos que trato de esconder, lo suficiente como para que mi cabeza pueda descansar un rato.


domingo, 2 de noviembre de 2014

Otra tarde de domingo.

Solo hace falta una tarde de domingo aburrida y una conversación de apenas diez minutos para que mi cabeza trabaje más de lo que lo ha hecho durante toda la semana. En concreto solo han hecho falta dos preguntas.

Me preguntan si soy una persona que se enamora con facilidad, enamorar es una palabra que me queda grande, no sé si me enamoro fácilmente, diría que no, me gusta ir con pies de plomo porque soy muy desconfiada. Desconfiada porque me cuesta creer que una persona pueda enamorarse de mí, y no me pongo en plan 'pobrecita yo', no, creo firmemente que hay gente extraordinaria, con mucho mundo y con formas de ser que envidio, gente que de un modo u otro me da mil vueltas. Y no quiero decir que sean mejores que yo, simplemente que han recorrido el mismo camino más rápido que yo. No me enamoro fácilmente, creo que si doy con una persona con gustos parecidos, que haga que me replanteé mis ideas, que me haga pensar y que además me regale un poquito los oídos pues, como cualquier humano, empiezo a caer.

Me preguntan también que si creo que una persona puede llegar a ser imprescindible, claro que no. Lo único que necesitas para vivir es buena salud, bueno, en cierto modo. Nosotros mismos nos engañamos haciéndonos creer que una persona es imprescindible, nos mentimos porque el ser humano es un ser social, la soledad no está hecha para la mayoría y necesitas a alguien en quien confiar, alguien que esté ahí ya sea para darte un abrazo o para abrirte los ojos, ya sea una amiga, un padre o la persona con la que decides pasar el resto de tú vida. Pero no son imprescindibles, a veces simplemente se van, otros son un poco más intermitentes pero causan el mismo daño. Se van y se te cae el mundo encima, piensas que no merece la pena volver a confiar en alguien, o volver a enamorarte, se van y se llevan una parte de ti. Pero creo que la vida se trata de eso, de personas que llegan y se van, unas dejan una huella más grande y otros pasan más desapercibidos, pero al final siempre queda alguien.

Gracias por hacerme pensar.