Llevo varios días con un debate interno, un debate en el que el orgullo llevaba las riendas, porque no ha sido hasta hace unos minutos que he decidido escribirte.
Aparentemente puede parecer que independientemente de lo que hubiese hecho iba a estar tranquila, pero voy conociéndome y sé que si no te hubiese enviado ese mensaje me habría sentido culpable bastante tiempo.
He pensado, he pensado tanto como siempre y he llegado a la misma conclusión, no te culpo, no te odio, no estoy enfadada pero si estoy decepcionada, y quizás éstas sean las palabras que más te duelan, pero más me duele a mi no saber como tratarte.
Lo has hecho mal pero no pasa nada, a veces simplemente no sabemos como afrontar algunas situaciones, y hay personas que aprenden y las afrontan, y otras que no lo consiguen.
Mantengo la esperanza de que las cosas cambien, aunque no
Te echo de menos, felicidades de nuevo.
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